viernes, 31 de octubre de 2014

La única iglesia que ilumina es la que arde

Querido lector... La primera vez que vi el trasnochado eslogan que da título a este post fue en la fachada de una iglesia en Móstoles. "¡Ganas de provocar y hacer sangre!", pensé. "¡Qué argumento tan pobre y falso!". Y el caso es que otras muchas veces lo he visto escrito en otras fachadas, o en la red social internetera de turno, o en carteles por la calle. Y parece que últimamente la frase se exhibe en importantes museos.

No pretendo escribir una entrada para hablar de cómo estas frases incitan al odio y hacen daño sino más bien decir por qué me siento orgulloso de que la Iglesia sea mi Madre,  pues esa frase no se puede referir a mi Iglesia, es imposible que la persona que lo escribe o pronuncie sin duda haya conocido la misma Iglesia que yo.
En estos días en que vemos a tanta gente disfrazada de muerto por las calles (y no me refiero a Halloween) puedo decir que las personas mas vivas que he conocido nunca las he conocido en la Iglesia. Ellas tienen problemas, igual que tu y que yo, pero el modo de vivirlos no tiene nada que ver. Pienso en Rafa, en Javi, en María, en Alberto, en Rafi... Ver a estas personas me hace dar gracias por lo maravillosa que es la vida.

En estos días en los que muchos psicólogos tienen cola en sus consultas y las tasas de suicidio van cada vez más arriba puedo decir que las personas con más alegría que he conocido nunca las he conocido en la Iglesia. Pienso en Don Francisco, en José, en Juani, en Borja, en Belén, en Clara... ¡Tantas personas de tantos lugares con una alegría que es única!

En estos días individualistas en los que nadie conoce a nadie y en los que nos hemos acostumbrado a que ir con caras largas y hastiadas por la calle sea normal, las personas mas abiertas al amor y con más caridad hacia los demás (incluídos los que no las quieren) que he conocido las he conocido en la Iglesia. Pienso ahora en la señora Marta, en Sor Nati, en Jesús, en Fernando, en Teresa, en Isabel (que es mi madre)... ¡Pienso en muchos más!

En estos días en los que no nos preocupa demasiado decir mentiras para conseguir lo que queremos, ni mostrar dobles caras, y tener personalidad de veleta cambiante según el entorno, las personas más auténticas y que mas viven en la verdad que he conocido nunca las he conocido en la Iglesia. Pienso en Nacho, en Julián, en Sor Asunción, en Javier, en Juan Luis, en Mónica, en Sandra... Vidas que son una lección.

Esta es la Iglesia de la cual estoy orgulloso de llamarme hijo. Una Iglesia que ilumina y una Iglesia que arde y nunca dejará de arder en el Amor de un Dios vivo, alegre y verdadero. Te invito, querido lector, a que tu también pienses en esos rostros concretos de la Iglesia, ¡haz memoria! Seguro que te sorprendes y alegras tanto como me ha pasado a mi mientras escribía este post. Y no dejes de buscar la fuente de ese Amor, el único rostro de la Iglesia que muchas personas verán en sus ambientes será el tuyo.

Te dejo debajo unas fotos que bien podrían estar en un museo. Hasta la próxima entrada, amigo. Dios te bendiga.


La única Iglesia que ilumina es la que arde

La única Iglesia que ilumina es la que arde

La única Iglesia que ilumina es la que arde


La única Iglesia que ilumina es la que arde


La única Iglesia que ilumina es la que arde en este fuego

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