Mons. Francois Xavier Nguyen van Thuan
Bonita frase, querido lector. Precisa, concisa, breve (cabe en un tweet) ¡y aplicable en nuestras vidas! Van Thuan, obispo vietnamita, la escribió al poco tiempo de ser recluido en la prisión en la que pasó trece años de su vida, nueve de ellos en total aislamiento.
Gran enseñanza la que nos da este hombre santo de la Iglesia (el proceso está abierto) para explicarnos que lo que a él le mantuvo con vida no fue la esperanza de salir de la prisión algún día, la cual podría no ser cierta, sino la esperanza de saberse en todo momento amado por Dios y poderle corresponder amando con todas sus fuerzas en cada momento presente. Es la enseñanza de aterrizar la esperanza en cosas concretas, y que no sea un simple concepto bonito de las catequesis del país de la piruleta.
La esperanza es lo que mueve nuestros actos, si quieres conocer a alguien basta que te fijes en cuáles son las esperanzas que dirigen su vida. De ahí ve veamos tanta frustración en personas que viven para un fin de semana, para una moda pasajera, para una ideología que nunca va a salvarles. Nunca.
¿Dónde ponemos nosotros nuestras esperanzas? ¿En cosas de futuro que pueden llegar a ser o no, o en Aquel que jamás se nos va a poder caer en nuestra vida? ¿Unimos la esperanza al amar con todas nuestras fuerzas en cada cosa que hacemos? Pues para eso estamos en esta vida, para amar más cada día. O eso o con el tiempo nos espera la mediocridad astiada (preciso concepto también).
Hasta mas leernos. Dios te bendiga, amigo lector.
No hay comentarios:
Publicar un comentario