¡Hola, hola, hola!
Querido lector... ¡Hay días que son realmente agotadores! Seguro que tu has tenido muchos... Estas desde que te levantas hasta que te acuestas sin parar, de una cosa a otra, casi sin noción del tiempo, y cuando llegas por la noche a casa piensas: ¡parece que han pasado tres días desde que me he levantado! A mi hay días me pasa...
Y me da por pensar que hay dos formas de vivir el ajetreo de cada día. La primera es peligrosa, se basa en la terrible frase del "ir tirando", ir de una cosa a otra arrastrándose, caer en la rutina y terminar enfadado con uno mismo y pagándolo con quienes tenemos más cerca.
La segunda es simple: alegría. ¡Vivir con alegría todo lo que hacemos! Pero ojo... No una alegría cualquiera. No la alegría que nos da el mundo, no una alegría de meras apariencias e imágenes. No. Mejor una alegría verdadera, una alegría del corazón, que brota de la certeza de saber que pase lo que pase, venga lo que venga, Dios está en nuestra vida, está cerca, nos acompaña para dar sentido a todo. Es realmente hermoso vivir así.
Hay cansancio en la vida, si, mucho. Pero que nunca nos falte la alegría. ¡Que nunca nos falté Dios, querido lector!
Hasta más leernos por aquí. Feliz semana y que Dios te bendiga.
1 comentario:
Decía Victor Hugo "El amor se evapora al calor de la rutina"
Pues muchos de esos días, habría que ver si es que esa señora está aporreando nuestra puerta. Si es así: ¡No abrir!
Un abrazo
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