lunes, 21 de marzo de 2011

Capítulo 17. Sobre la JDJ (y lo que dice mi amigo diácono en Alcorcón)


¡Hola amiguitos y amiguitas!

¡Perdonad la tardanza para el siguiente capítulo de nuestra marcha bloguera diocesana hacia la JMJ de Madrid! Ya faltan menos de cinco meses para el gran encuentro mundial de los jóvenes con el Papa (¡y tú que no te creías en octubre que el tiempo iba a pasar tan deprisa!).

Mucho es lo que por todos lados se está haciendo para preparar la venida de Benedicto XVI en agosto, no solo en lo material, también en lo personal (que, por cierto, es mucho más importante). Aquí, en la diócesis de Getafe, hemos tenido, como cada año la Jornada Diocesana de Juventud (a la que llamaremos desde ahora: JDJ), y esta vez, por supuesto, con vistas a la JMJ.

Sé que muchos de los que leéis este potato-blog estuvisteis en la JDJ y os encantó, pero otros ni siquiera sabéis qué es eso y qué hicimos allí. Para estos últimos os diré que la JDJ es el encuentro que cada año hacemos los jóvenes de la diócesis en una de nuestros municipios, este año en Alcorcón. Si queréis ver una crónica muy chula y alguna fotillo del encuentro de hace unos días podéis pinchar aquí.

Todos los jóvenes y potatos asistentes a la JDJ salimos por las calles de Alcorcón para dar testimonio de Jesucristo a toda persona con la que nos encontráramos, de las más diversas maneras: cantando, hablando con la gente, repartiendo hojitas con textos del Evangelio... Por supuesto no hay evangelización sin oración, por eso el Santísimo estuvo expuesto en todas las iglesias del municipio y con gente rezando en todo momento.

¿Y todo eso por qué?, ¿somos unos frikis? No, no es eso. Llevar a Jesucristo a todos los hombres es parte esencial de la misión que tenemos los cristianos.

Un amigo mío, que es diácono en Alcorcón, dice siempre que si ahora mismo nos enterásemos que hay un científico que desde hace muchos años tiene la cura para el sida y que nola  ha compartido con la humanidad, todos nos enfadaríamos mucho. Lógico, ¿no? A los cristianos nos ocurre esto, hemos conocido a Jesucristo, a Aquel que da sentido a nuestra vida, Aquel que nos hace felices, Aquel que sabemos que es el único que puede cambiar la vida de cualquier hombre y mujer y hacerla plena, igual que hace con nosotros... ¿no se lo vamos a decir a todo el mundo?, ¿nos lo vamos a guardar en secreto como el científico aquel? Cuando la gente oye esto que les dice mi amigo, que es diácono en Alcorcón, se quedan en silencio, y creo que muchos piensan que tiene razón.

Yo me incluyo en ese grupo de los que se quedan en silencio cuando escuchan a mi amigo, que es diácono en Alcorcón, y piensan que tiene razón. Y es que a todos nos encantaría cambiar el mundo, evitar el sufrimiento de la gente. Ya estáis viendo en estos días lo que está ocurriendo en Japón, lo que sucede en Libia, vemos a diario en los medios de comunicación el sufrimiento de la gente y pensamos que ojalá pudiéramos hacer algo. De hecho ese sufrimiento lo vemos en gente muy querida para nosotros. Ninguno estamos libres de una enfermedad propia o de alguien muy cercano, de la pérdida de una persona que queremos, de la enemistad incomprendida con alguien. Es evidente que estos sufrimientos y males de los hombres existen. De hecho, el mayor de estos males que ha habido en la historia es que el hombre ha sido capaz de flagelar, insultar y crucificar hasta la muerte al Hijo de Dios.

Cristo es el único que hace el sufrimiento, Él es quien ha sufrido por nosotros para que tengamos vida, en Él encontramos el consuelo... ¿no se lo vamos a decir a todo el mundo?

¿Queremos cambiar el mundo?, ¿crees que eso es un idealismo? Empecemos por nosotros mismos y los que nos rodean, eso no es un idealismo, ses posible.

Lo que hicimos en Alcorcón el otro día estuvo genial, fue un testimonio impresionante de más de 800 jóvenes felices por haberse encontrado con Jesucristo, capaces de vivir de otra forma. Pero no olvides, amigo lector, que no es necesario salir en masa a las calles para hablar de Dios. Tú mismo puedes hacerlo allí donde estudies, allí donde trabajes, con tus amigos, con tu familia... ¿Cómo?, si vives una vida en Dios. No te quepa duda, cuando alguien vive para Dios la gente lo percibe, se nota, tiene algo distinto, algo que brilla, algo especial... yo lo visto mil veces en muchas personas y tu también, ¿a que sí?

Tú también puedes ser luz brillante para otros allí donde estés, darles esa cura de amor que a ti te ha cambiado. Si ya lo dice mi amigo, que es diácono en Alcorcón: Cristo vive, ¿no se lo vamos a decir a todo el mundo?
Finiquitamos por hoy. Hay un montón de temas pendientes de los que hablar en este blog, no te quepa duda de que uno de ellos saldrá en el próximo capítulo. Pero esa es otra historia y tendrá que ser contada en otro momento.

Hasta mas leer, querido amiguito o amiguita.

P.D. Recuerda que queda muy poquito para la Javierada, ¡ya puedes inscribirte! Pregunta en tu parroquia o pincha aquí.

1 comentario:

Gema dijo...

Que genial :D